Después de tu marcha.

sábado, 5 de julio de 2008

¡¡Hola, abuelita!!

¡Cuantísimo tiempo llevaba queriendo escribirte!
¿Qué tal estás? Ojalá, ojalá, ojalá que estés muy bien. Después del viajecito que te has dado tan lejos más vale que te lo estés pasando pipa, porque si no, menuda gracia, que nos has dejado a todos más maltrechos que una patata podrida...

¿Has visto qué blog tan bonito tengo?
Se llama Luz, y en él escribo cartas, como esta tuya, en las que digo todo lo que siento.



Es increíble, tu falta se nota mucho.
Mi Comtessa ha ido muchas veces a tu casa, y durante muchos días, al principio de irte tú, siempre iba a buscarte por todas las habitaciones. Fíjate, hasta ella te hecha en falta. Se recorría la casa entera buscándote y cuando ya no te veía se quedaba acostada, como más tristona. Te quiso mucho ella también.

¿Sabes, abuelita, que al final me ha ido todo bien? Me he recuperado en los estudios, ¡aunque casi ni pude! e hice unos exámenes en Caravaca. Me salieron bastante bien, y ahora estoy esperando a que a mediados de mes me digan que puedo hacer la carrera que quiero, que yo sé que sí, que podré. Y estoy muy contenta.

Al final, con el chico de Mallorca, las cosas no se arreglaron. Un mes después de irte tú también se fue su abuela, y vino aquí al pueblo y hablé con él. Pensaba que las cosas se arreglarían, pero mintió, fingió una cosa y luego fue otra, y en menos de un día dio un cambio tan radical que dejó de hablarme y me ignoraba descaradamente.
Me puse muy triste.
Luego, se fue.

Ahora ha vuelto, y, ¿a que no sabes qué? Estoy saliendo con Javi. ¡Sí! Mi amigo el de aquí, que siempre íbamos juntos a todos lados. Nos han pasado muchas cosas juntos, y nos hemos dado cuenta de que somos tan felices estando siempre uno con el otro que ahora tenemos una relación, y nos gustaría que fuese así para toda la vida.
El problema es que, con el chico de Mallorca, las cosas no están bien. Se ha montado él solo una historia en la cabeza que no es de verdad, y ahora ellos no se quieren... es muy triste para mí eso, porque yo estoy implicada en mayor o menor grado, y me siento culpable de que se peleen. Ójala se arreglen las cosas de alguna manera.


Mamá ha adelgazado mucho. Todo el mundo ha oído tu historia y saben lo fuerte que fuiste hasta el final. ¿Sabes, abuelita? Estoy muy orgullosa de ti, de todo lo que aguantaste. Realmente eras alguien muy fuerte.
Ahora, tu casa está muy vacía. Ya no se te vé cuando entramos y vemos tu dormitorio, porque ya no estás en la cama haciendo fuerza por levantar la mano como antes, para saludar. Tampoco se oye la televisión de la sala, porque ya no estás allí nunca acostada viendo la tele, tapada con tu manta, peleándote con el abuelito porque él quiere ver los toros y el fútbol y tú quieres que la tele esté donde el nene y yo nos guste, que para eso tienes muchos canales que nosotros no tenemos en nuestro piso.
El abuelito, ¿a que no sabes lo que ha hecho? Todas tus plantas, tus rosales que ya no tenían rosas, tus macetas del patio... todo, todo ha vuelto ha vuelto a florecer. Antes siempre las cortaba, y tú decías "cuando yo me muera, todas mis plantas se van a morir, porque las va a matar a todas", pero si tú vieras, abuelita, qué bonito está todo... los rosales vuelven a echar rosas (¡hacía tantos años que no veía rosas! ¡desde que era pequeña!), las enredaderas se suben por las paredes, y todo está verde. Si lo vieras, abuelita, yo sé que te pondrías muy contenta.

Mamá ha estado muy, muy triste. Y sigue estándolo. Pero poco a poco está mejorando.
Algunas cosas de tu casa las estamos utilizando ella y yo: ella se pone algunas de tus camisetas (tú pensabas que tu ropa se iba a perder, eh? pues no, tu ropa, tan buena y de tanta calidad, está en muy buenas manos, y no desaparecerá), y ahora, como está tan delgada (ha perdido más de 10 kilogramos) pues le queda muy bien. ¡A ver si consigo que se compre algo y se vuelva un poquito más presumida, que todo el mundo le dice que está más joven! Y es que es verdad, está mucho más guapa. Yo, utilizo tus medias. Tenías mucho dinero metido en medias y pantys. Pues utilizo algunos, pero son de tanta calidad que me da un poco de miedo y sólo los llevo en ocasiones muy especiales, no quiero que se estropeen.

Por cierto, yo sé que tú no te acuerdas, pero me prometiste hace mucho, mucho tiempo que me regalarías unos pendientes tuyos que me gustaban mucho. Son de tipo antiguo, de plata vieja, pero son preciosos, y ahora me los he quedado yo... aunque es mamá quien los guarda. No se fía de que los pierda, y nunca puedo verlos. También me quiero quedar tu mantilla. La que tú querías que tuviera y yo también, pero que a mamá no le hacía ninguna gracia. Bueno, todavía no la tengo, lo cual me enfada muchísimo, pero me la terminará por dar. Yo lo sé.
Por cierto, te saqué una foto con la otra mantilla, en el velatorio. Y la tengo de recuerdo como última imagen tuya.
¿Sabes, abuelita, lo guapa que salías?
Tu deseo se hizo totalmente realidad. Todo el empeño y toda la ilusión que le pusiste antes de irte ha servido de mucho, porque todo salió a la perfección, tal y como tú querías: es cierto que sufriste mucho, pero no se te notaba lo más mínimo. El maquillaje que te pusieron era perfecto; tu ropita, como tú la querías; ibas perfecta. El entierro fue muy bien y, ¿sabes qué? Mamá te ha hecho como un poema, que está en tu lápida, y también está genial. Todo salió tal y como tú lo planeaste, así que puedes estar muy contenta.
Además, ¿sabes qué pasó? Hubo mucha, muchísima gente en tu entierro. Más de la que todos pudimos pensar. Yo no pude ir, hubiera deseado ver cómo te enterraban, pero dormí junto a tu cuerpo y ya había pasado tantas horas junto a él que tuve que volver a casa y darle el relevo a la yaya, porque ella no había ido a verte aún y tenía que quedarme con Darío.
También hubiera querido tocarte por última vez...

Han pasado muchas cosas, abuelita, muchísimas desde que te marchaste. Pero hoy no te voy a contar más, porque seguro que estás cansada de leer. Tanto sufriste, y tanto aguantaste, que yo sé que por mucho que descanses no es suficiente, así que no te voy a cansar yo más.

Un beso, abuelita.
Te echo mucho de menos.

Te quiero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Omg tienes como 49385789023456 de blogs =D

Dav dijo...

jajajaja xD

sip :P

 
TNB